El proyecto de «La Feria Musical» llega a su quinto año.
Después de recorrer lugares como Jaén, Málaga o Baza, esta semana celebramos el «aniversario» con dos nuevas ediciones. El pasado lunes 3 de abril la pudimos disfrutar en el conservatorio Manuel de Falla de Cádiz. La siguiente… pronto la descubriréis.
El propósito principal de esta entrada es difundir esta idea. Que sea libremente tomada en otros conservatorios, adaptada y, si es posible, que compartáis con nosotros vuestras innovaciones. Entre todos conseguiremos que acumule nuevas experiencias y sea cada vez mejor. Si no conoces en qué consiste, aquí tienes la información.
¿Qué es la feria musical?
Ya sea a través de las semanas culturales o de forma aislada, en los conservatorios de música se organizan conferencias, cursos y talleres de diversa índole.
La feria musical es una de estas propuestas. Es un proyecto que pretende combinar el carácter lúdico de una feria con las actividades formativas de extensión que se organizan en los centros. En ella, los protagonistas son los alumnos de enseñanzas elementales, pero afortunadamente puede acabar involucrado todo el centro: profesores, alumnos más mayores, familiares e incluso otros músicos invitados.
¿De qué se compone? ¿Es siempre igual?
pueden ser múltiples. Desde la forma que tome, hasta la temática principal o la enumeración de pequeños sucesos que lo componen, todo se adapta en cada sesión. Se ajusta al sitio disponible, al leitmotiv y a la capacidad de organización de cada caso. Todo es posible y todo es abordable.
Empecemos por la temática. Al igual que hay ferias medievales, agrícolas, de exposiciones, etc., en la feria musical se define un tema guía. Esto sirve de base para inspirar actividades, diseñar motivos de decoración o el propio vestuario.
Ya sean periodos, personajes o conceptos más abstractos, el leitmotiv siempre es estimulante y permite diseñar un montón de pruebas y juegos con los que disfrutar de la música.
La feria renacentista, la magia de la música, las figuras rítmicas cobran vida, Homenaje a Manuel de Falla… son algunas de las puestas ya en práctica.
Y qué decir de las actividades y juegos que la componen. Para empezar, que no son gratis. Cada feria tiene moneda propia, acuñada especialmente para la ocasión. Los niños pueden así gastarse o incrementar su ‘paga’ inicial jugando adecuadamente y superando pruebas. ¿Cuáles? Pintonisas que adivinan tu futuro musical, salta-músicas, camellos de aire, violines surferos, parejas de sonidos, mazmorras, talleres de decoración y luthería, casinos… eso solo para abrir boca.
En resumen, es una actividad que se compone de la imaginación de los profesores y alumnos (de pedagogía, de armonía, últimos cursos de lenguaje musical, etc) que la preparan, de la ilusión de los niños y niñas que descubren juegos donde pueden aplicar sus conocimientos musicales y a veces, cuando las circunstancias lo requieren, de los familiares que redondean esta jornada de convivencia musical.
Para nosotros la idea más relevante es unir a toda la comunidad educativa para cuidar de los más pequeños, a veces un poco olvidados en las actividades extraescolares.
¿Qué ha pasado en Cádiz?
Pero empecemos por el principio. Los alumnos fueron citados en la segunda planta del edificio en dos sesiones, a las 16:30 y a las 18:00 h. Junto al Banco Manuel de Falla recibieron las instrucciones de funcionamiento: divertirse y nunca parar de jugar (ya que hay un ladrón que roba a quienes no participan…).
Los ‘fallas’ (billetes) fueron presentados como moneda local. Acuñamos billetes de 1,2 y 5 fallas, con los que podían pagar su participación en cada actividad e incluso apostar. Empezando por los 3 fallas que se asignaron inicialmente, algunos alumnos amasaron verdaderas fortunas y se hicieron «fallanarios».
Lo que pudieron hacer
Tras las presentaciones tuvieron una hora y media para intentar visitar los casi 15 puestos que había disponibles:
- Podían decorar sus partituras y las paredes con un Pinta-música de pintura de dedos.
- Pusieron a prueba su respiración y sus pulmones impulsando chapas en un circuito titulado Camellos del aire.
- Se jugaron su dinero en el Casino, con dominós de figuras musicales y varias mesas de juegos de cartas (musicales, claro).
- Pudieron comprar artesanía en la Tienda de intervalos.
- La Pintonisa les leyó su futuro musical y les dibujó tatuajes protectores contra profes que mandan mucha tarea, para combatir las pocas ganas de estudiar y otros males de la época.
- Los Violines surferos pusieron a prueba su equilibro sobre las olas de la balance board, junto a quienes hacían Salta-música sobre el pentagrama o el piano gigante.
- Los trileros hicieron de las suyas en Parejas de sonidos y el Memory musical, todo un éxito.
- El Taller de luthería inventó instrumentos con todo el material reciclado que se había recopilado los días previos.
- La biblioteca se convirtió en la Búsqueda del tesoro, preparada por los alumnos de pedagogía, donde intrépidos aventureros buscaron sus pistas hasta encontrar el mapa que los guiaría a la sala donde disfrutar del Recital de don Manuel de Falla.
- Y el Banco que inicialmente prestaba fallas… ¡se quedó sin fondos!
Apariciones sobrenaturales
El festín
Cuando la feria tocaba a su fin y mientras aplaudían la actuación de Manuel de Falla, se presentó el puesto final: la posada. Los familiares habían preparado una merienda para todos los participantes, que hizo las delicias quienes allí estuvimos aunque para pedir hubiera que pagar con todos los fallas que tuvieras…
Os dejamos un pequeño vídeo para que veáis cómo nos divertimos en Cádiz, no sin antes agradecer inmensamente la implicación de algunas personas maravillosas y creativas que nos ayudaron a ponerlo en marcha: Diana, Cristina, Elena, Antonio, Patricia y Ángel.
Será estupendo saber cómo hacéis las ferias musicales en vuestros centros. ¿A qué esperáis para contárnoslo?